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no cabeçalho, pintura de Paul Béliveau
Soy
Soy suave y triste si idolatro,
puedo bajar el cielo hasta mi mano cuando
El alma de otro al alma mía enredo.
Plumón alguno no hallarás más blando.
Ninguna como yo las manos besa,
Ni se acurruca tanto en un ensueño,
Ni cupo en otro cuerpo, así pequeño,
Un alma humana de mayor terneza.
Muero sobre los ojos, si los siento
Como pájaros vivos, un momento,
Aletear bajo mis dedos blancos.
Sé la frase que encanta y que comprende
Y sé callar cuando la luna asciende
Enorme y roja sobre los barrancos.
El Silencio
¿Nunca habéis inquirido
Por qué, mundo tras mundo,
Por el cielo profundo
Van pasando sin ruido?
Ellos, los que traspiran
Las cosas absolutas,
Por sus azules rutas
Siempre callados giran.
Sólo el hombre, pequeño,
Cuyo humano latido
En la tierra, es un sueño,
¡Sólo el hombre hace ruido!
Agrio está el mundo
(...)
Agrio está el hombre
sobre el mundo,
balanceándose
sobre sus piernas...
A sus espaldas,
todo,
desierto de piedras;
a su frente,
todo,
desierto de soles,
ciego...
Alfonsina Storni
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